Pedro Flores Córdoba, nació el 9 de marzo de 1894 en Naguabo, Puerto Rico en el seno de una familia muy humilde y numerosa. Al morir su padre tenía nueve años.

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En su niñez se destacó como jugador de béisbol, lo que le sirvió para que la escuela de su localidad de Fajardo, la Junta Escolar le costeara sus estudios, a cambio que jugara para el equipo de pelota. Allí se gradúo como maestro rural, en la Escuela Normal de Ríos de Piedras, alcanzo el grado de maestro de inglés. Estuvo dedicado 5 años a la enseñanza y se retira de ella  voluntariamente.

 

En el año 1916, fue llamado a cumplir obligatoriamente servicio en las fuerzas armadas del ejército norteamericano. Allí sirvió como oficinista en el Regimiento de Infantería. A los 24 años, tras licenciarse de las fuerzas armadas, debió trabajar en distintos oficios ajenos a su sensibilidad artística, como inspector de trenes, cobrador de impuestos y secretario del Ayuntamiento de San Juan. Se vinculo a la oficina de Correos y allí trabajo por 5 años.

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En 1926 decidió irse a vivir a Nueva York, buscando mejores posibilidades de vida. Su primer empleo en la Gran Manzana fue echando pico y pala, cavando el túnel del Subway de la Octava Avenida. Posteriormente se dedico a pintor de brocha gorda.

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En el año de 1928, conoce al jibarito Rafael Hernández, músico y compositor, empezó con él una gran amistad, lo acompañaba a todas las presentaciones de Trío Borinquén, trío el cual dirigía el maestro Rafael Hernández.

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El encuentro con Rafael le tocó las fibras de su innata vocación artística, según atestiguan sus últimas palabras en una entrevista que dejó para la posteridad. A los 72 años Don Pedro le confesó a un periodista desde su lecho de enfermo que quería y admiraba mucho a Rafael.

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Ese mismo año de 1928, y con 34 años de edad, sin saber nada de música, ya que solo tocaba medianamente la guitarra, y con un profundo espíritu romántico y bohemio, se le ocurre la idea de hacer otro grupo musical que tocara música más movida para que la gente pudiera bailar en las reuniones. El Trío Borinquén de Rafael era fundamentalmente para interpretar temas románticos. Así nació el Trió Galón.

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Con el Trió Galón actuaba muchas veces en las mismas reuniones que también se presentaba el Trío Borinquén. Se inicio así una rivalidad profesional entre ambos grupos que fomentada por chismes callejeros los fue distanciando poco a poco. Contaba Pedro Flores que en alguna ocasión Rafael Hernández le había hecho un reclamo por algunos de los enredos que les habían inventado y que entre las cosas que le habían dicho, era que Pedro era envidioso, porque no tenía la capacidad de hacer canciones como él. Es interesante saber qué opinaba Rafael Hernández de esta circunstancia narradas por Pedro Flores.

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Después de este reto Pedro Flores, comenzó a hacer canciones y le despertó en él la capacidad oculta que tenía para componer.

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A los pocos días tenía una docena de canciones que grabo con el grupo Los Jardineros, esta agrupación musical estaba relacionada con el dueño de una tienda de venta de disco en San Juan de Puerto Rico, El Jardín del Arte de don Arturo Cátala, se interesó en grabar algunas de esas canciones, interpretadas por los hermanos Gilito.

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La casa disquera Brunswick le ayudo a organizar un grupo que le pudiera interpretar sus canciones a su gusto, los integrantes fueron Pedro Piquito Marcano, Rafael Ferrer Fayito y José Mengol Díaz en la guitarra y lógicamente Pedro Flores, lo llamaron El Cuarteto Flores. En el mes de agosto de 1930 hicieron las primeras grabaciones: Idilio, Aguinaldo de Truya, Muñequita, y Dos Estrellas.

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Para el mes de septiembre El Cuarteto se había convertido en un sexteto ante la inclusión de Pedro Dávila (Davilita), que había sido admitido para que colaborara en los coros, La primera sección de grabación con Davilita fue realizada el 19 de julio de 1931. Además de los mencionados, desfilaron por el grupo Cándido Vicenty, Plácido Acevedo, Antonio Machín, Diosa Costelo, Panchito Riset, Myrta Silva, Clarisa Perea y Johnny Rodríguez, entre otros.